La situación nacional es gravísima, como también lo es la impericia y la negligencia de negarse a escuchar a la gente y sus necesidades. Más allá de haber oído el estruendo de las urnas no tengo la certeza de que se hayan sacado la venda de los ojos, porque percibo que las reacciones tan afectadas por la desolación y la ira influyen en las medidas que se toman.
Sobre los anuncios de letra chica y corto plazo que se desvanecerán después de las elecciones, hoy solo escucho crítica de los principales actores sociales, que los acusan de insuficientes y de no estar a la altura de lo que la sociedad requiere.
Queda al descubierto la desorientación y la improvisación como es el caso del congelamiento por 90 días en el precio de los combustibles, el que a las pocas horas debió darse de baja porque en el diseño del paquete no se tuvieron en cuenta factores básicos como la reciente devaluación que parece que va a continuar profundizándose. El mensaje es además contradictorio: por un lado se asegura que buscan calmar a los mercados pero por el otro adelantan que van a tomar nuevas medidas que nadie, ni el gobierno, tiene la certeza de que intereses afectarán.
En el Congreso tenemos decenas de proyectos que plantean alternativas de solución a muchos de los problemas que hoy se sufren, pero por distintas razones el Poder Legislativo está paralizado.
Entre tanto sigue la campaña, también con indefiniciones. Tras la fuerte derrota en las PASO los ejércitos que operan en las redes sociales salieron a implantar noticias falsas y algunas campañas gravísimas del caos, como las denuncias de fraude que primero se sostienen, se ponen en boca de sus dirigentes, movilizan a la cibermilitancia y luego el propio gobierno las sale a desmentir.
Al difundir las medidas ahora se habla de los “desprotegidos”, mientras se calcula que esta nueva devaluación corrió la línea de pobreza y ahora llegaría al 37% de la población. Un desastre que los argentinos no nos merecemos.
Y en Salta todo esto golpea más fuerte: aquí el dólar cotiza más caro que en Buenos Aires, lo mismo que el combustible y tantos otros bienes afectados por las asimetrías de la distancia.
Vengo advirtiendo desde hace tiempo y planteando proyectos en el Congreso para llevar soluciones a los problemas que veo y escucho cuando recorro la provincia. Desde abril venimos proponiendo con otros diputados declarar la emergencia económica, de las ” Micro, Pequeñas y Medianas Empresas – MIPYMES -“, encuadradas en la ley 24467. O planteando soluciones para los créditos UVA mientras que hoy el gobierno volvió a decir que analiza el tema porque la verdad es que no sabe qué hacer, ya que no escucha ni al pueblo ni al Poder Legislativo.
Por todo esto convoco a los salteños a no resignarse ni bajar los brazos. Debemos redoblar los esfuerzos para tratar de salir de la crisis desde nosotros y comprometer a toda la política a que encuentre soluciones urgentes porque esa es su función y lo que le da sentido a los cargos.
Es necesario superar los miedos y los odios, de lo contrario no saldremos fácilmente de este pozo.
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